El conductor lo presentó como “el artista del momento” y el joven brilló en la pista. A solas con Teleshow, reflexionó sobre su historia de sacrificios y logros
“Lo prometido es deuda”. Con esta frase a modo de lema y pronunciada casi a dúo, Marcelo Tinelli y L-Gante concretaron un encuentro que se hizo desear. Postergado por los compromisos internacionales del artista, finalmente tuvo lugar este martes en la pista de Showmatch. El joven oriundo de General Rodríguez, irrumpió en medio de la salsa de a tres de La Academia y puso a bailar a todos con algunos de sus hits, entre los que incluyó su versión del abecedario que se hizo viral.
“Es el artista del momento”, celebró el conductor a Elián Ángel González, quien ingresó a la pista luego de Luciana Salazar, que bailó junto a Mariano Martínez, y antes de Rocío Marengo, que lo hizo con su madre, Graciela. El músico llegó acompañado por su staff y su mamá, Claudia, que siguió emocionada todo lo que ocurría en la pista. Como era de esperar, Marcelo se acercó a saludarle y le prestó el micrófono.
La mujer contó contó que escucha las canciones de su hijo, y éste reconoció que funciona como una especie de productora que lo baja a tierra: “Me dice: ‘ahí ya te estás pasando’” reconoció. Claudia contó que le puso Elián porque nació en época en la que niño conocido como el “balserito cubano” conmocionó al mundo. Y que también fue causante de su nombre artístico, cuando irónicamente le decía que vestía de manera elegante: “Ella me descansaba. Usaba bermudas, medias, pantuflas”, explicó el músico, entre risas
“Tiene pinta de bueno”, dijo Marcelo. “¿De qué tengo cara?”, quiso asegurarse el cantante. “De buen pibe, de pibe muy tranquilo. Para salir un rato con vos”, ratificó Marcelo. Donde no estuvieron tan de acuerdo fue con el fútbol. “¿Aguante Boca?”, le preguntó al conductor, fanático de San Lorenzo. “Sabía que me iba a decir algo de Boca”, reconoció Tinelli y dio paso al primer tema de la noche, “Alta data”.
Al finalizar, Marcelo pidió un aplauso “para el artista del momento”, y lo invitó a contar parte de su historia de superación. “Esto lo tomo como que recién empieza. Vamos a perfeccionar todo lo que haya que perfeccionar. Yo vengo de una vida que me puso varias complicaciones, pero siempre me busqué una vuelta, trabajé, mi mamá trabajó toda su vida. Estuve solo en casa, o vagando en la calle, no tuve padre, todo me llevó a no decepcionar a mi mamá, eso me orientó”, afirmó el músico mientras su madre lo miraba con ojos llenos de emoción y orgullo.
Para el final, quedó tiempo para un abrazo afectuoso, y un olvido: un obsequio para el anfitrión. “Me estaba olvidando del regalito”, irrumpió en la pista y le acercó un paquete. Adentro, el perrito malvado, un código dentro del estilo de L-Gante y una alusión al tema que el artista grabó con Damas Gratis.
Luego de su actuación, L-Gante habló con Teleshow y contó cómo había vivido su debut en la pista de ShowMatch: “Fue un gusto conocerlo, hace varias fechas que estamos chamuyando”, afirmó el músico, contento porque finalmente logró combinar su agenda con la del programa. “Me corté el pelo, había venido con bigote”, añadió en el backstage, destacando el trato recibido por la producción. Tan a gusto se sintió el artista que no descartó incursionar en la televisión en un futuro: “No estoy orientado hacia eso, pero pasamos, jodemos, no hay drama”.
Además, el músico aconsejó no abandonar los sueños: “Podés no tener nada que llegas a todo igual. Nunca dejemos de hacer esto, siempre intentando”, señaló, y dio más detalles de la historia de vida que había esbozado en la pista. Viajó en el tiempo hasta sus 17 años. Quería dar el paso definitivo en la música. Y para eso, necesitaba dar un paso importante en su vida.
“Trabajaba en una fábrica de 6 a 15, y cuando salía de trabajar estaba cansado, no tenía ganas, me quitaba tiempo y energía para hacer lo que a mí me gustaba hacer. Estaba pensando en renunciar para aportar más de mi tiempo a lo que a mí me gusta. Lo más complicado fue ahí, renuncié, mi mamá andaba también complicada de trabajo”, rememoró. Con el orgullo de observar el camino recorrido y la convicción de que aquella decisión valió la pena.
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