La investigación fue realizada por investigadores chinos, en el que participaron más de 140.000 personas.
Son múltiples los estudios que demuestran las consecuencias del consumo de alimentos fritos, sin embargo, uno nuevo ha demostrado que también aumentan el riesgo de sufrir ansiedad y depresión. El alimento que más genera esto son las papas fritas según la conclusión del trabajo.
El estudio fue realizado por investigadores chinos y aseguraron que los hombres y los consumidores jóvenes tienen una mayor probabilidad de padecer estas consecuencias.
Estos resultados se obtuvieron gracias a un estudio poblacional en el que participaron más de 140.000 personas. Para ello se expuso a los sujetos de prueba a acrilamida, una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón durante procesos de cocinado cotidianos a altas temperaturas, como fritura, tostado, asado y también durante procesos industriales a 120 grados centígrados y a baja humedad.
«La exposición prolongada a la acrilamida induce ansiedad y comportamientos depresivos a través de la neuroinflamación mediada por el estrés oxidativo», escribieron los investigadores.
El conjunto de resultados “aportan pruebas sólidas para desentrañar el mecanismo de la ansiedad y la depresión desencadenadas por la acrilamida, y ponen de relieve la importancia de reducir el consumo de alimentos fritos para la salud mental”.
La depresión y la ansiedad son dos de los desórdenes mentales más prevalentes a nivel global y la pandemia de covid-19 supuso un aumento. El estudio recuerda que más de un 5 % de los adultos sufren depresión.
Sub estudio en peces
Para comprender las consecuencias de la exposición crónica a la acrilamida y su relación con la depresión y la enfermedad, el equipo usó un modelo del pez cebra al que puso en contacto con esa sustancia durante 180 días.
Esa exposición crónica deteriora la capacidad de exploración de nuevos tanques y objetos, así como la sociabilidad de los peces adultos, que mostraban comportamientos similares a la ansiedad y la depresión, indica la investigación.
El equipo también observó que perturbaba notablemente sus perfiles de comportamiento y alteraba la preferencia por la luz/oscuridad (escototaxis).
También en los peces, la exposición crónica a ese producto induce alteraciones del metabolismo lipídico cerebral y neuroinflamación, así como desregula el metabolismo de dos tipos de lípidos (esfingolípidos y los fosfolípidos), que desempeña un papel importante en el desarrollo de los síntomas de ansiedad y depresión.
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